sábado, 29 de diciembre de 2018

Me soltaste

No debiste soltar mi mano justo cuando más frágil me sentí; me dejaste varada en el camino, mientras que tú te marchaste, ¿por qué me prometiste estar siempre a mi lado, si al final ibas a dejarme?
Intenté seguir, pero no estaba preparada para hacerlo sola, estaba asustada de dar un paso y caer tan fuerte, una vez más.
Mis manos heladas extrañaban el calor de las tuyas; tú me guiabas, me llevabas de la mano, y por más difícil que fuera el camino, nunca me soltabas.
Eras esa luz que me hacía perder el miedo a la oscuridad.
Me enamoré, pero tú solo me destruiste; simplemente me soltaste.
Juntos nos elevamos tan alto, y el golpe contra el duro y frío suelo me dejó en mil pedazos, caí demasiado fuerte en el amor.
¿Cómo reparo los pedazos rotos?, ¿cómo hago para que no duelas tanto?, dime ¿de qué manera puedo volver a confiar?, ¿qué hago para no sentir celos?
Si tan solo hubieras tomado mi mano con más fuerza, si tan solo hubiéramos luchado más por el amor que nos teníamos, tal vez, hubiéramos resistido; no tienes ni la más mínima idea de todo lo que daría solo por volver a tocar tus manos, una vez más.

sábado, 22 de diciembre de 2018

Fuimos

Fuimos una vez, fuimos, ese es el problema.
El pequeño problema que suele recordarme el mundo en cada cosa que describe el cómo eres, ese pequeño problema, que mientras más pequeño, más duele; dime que se siente que mis besos ya no sean dedicatorias de amor, por favor dímelo, porque por más que intento hacerme la fuerte, por más que intento sonreír frente a cada persona, se siente horrible.
He llegado a pensar que cupido me flechó, pero no para enamorar como algunos dicen.
Te olvidaré, te juro que lo haré, solo quiero que sepas que no estoy bien, pero lo estaré y espero que con quien estés en este momento te de besos tan fuertes que te perfore los pulmones y te haga tener suspiros que hagan florecer un nuevo jardín en ti porque el mío se encuentra marchito por una tierra maldita, que su felicidad se evapora cada vez que algo intenta recobrar vida, y es que eres tú ese pequeño veneno que dejó mi alma simple y con un agujero negro dentro de él que va arrasando con todo a su paso porque ya no sabe lo que es verdaderamente amar.

Me hiciste dudar de mí, de mis capacidades de brindar amor y buscar de él. Tú mismo hiciste que la palabra "fuimos" se recitara de una manera complicada donde pusimos varios puntos para seguir intentándolo, pero ya no valía la pena aferrarse a una simple continuación que te partiría el corazón nuevamente, y es que nadie dijo que era pecado tropezar con la misma piedra más de cuatro veces, pero si lo es cuando la cargas y la llevas contigo a todos lados produciéndote ampollas y desgastando tus manos hasta hacerte sangrar.
Recuerdo que me dijiste aquella palabras que le producen ansiedad a cualquiera"tenemos que hablar", joder, nada se basa en hablar, todo era cuestión de escucharnos, saber que, aunque hacíamos el máximo ruido con nuestras mentes, nuestros corazones solo decían "stop" a grito desesperado porque ya no aguantaba más rencor entre nosotros. Te olvidaré y tú me extrañarás, algún momento recordarás a esta tonta que te sacaba sonrisas y es en ese preciso instante donde caerás en la cuenta de que la felicidad se encontraba en frente a tus ojos, pero fue pasajera que decidiste abordar aquel tren dejando todo atrás y echando al olvido la definición del amor y felicidad.


miércoles, 12 de diciembre de 2018

I hate my mind

No quiero que alguien más borre las huellas que te has dejado por mi cuerpo.
Que ya te has ido y que no volverás y lo entiendo.
Lo entiendo perfectamente, amor.
Aunque quizás ya no quieras que te diga amor.
O siquiera que te llame.
Que tratas de olvidarme y me alcanzan los murmullos que pronuncias a medianoche, maldiciendo el haberme conocido.
Y comprendo que toda la culpa ha sido mía desde un principio.
Pero eso no quita la sensación de olvido que me aqueja entre las piernas y el abismo dentro de mis entrañas embadurnada de recuerdos.
Qué te pueden contar los secretos en mis pestañas que no sepas ya, que me hubiera gustado amarnos en silencio una vez más, que me sé de memoria cada uno de tus gemidos como para olvidarte así de fugaz.
Que mi cabello extraña tu fuerte soporte por la espalda y que hay doscientas veintidós razones para no escribirte, para que el "te extraño" que tengo en la garganta no salga de mi paladar.
Que siempre te he nombrado tarde, pero discurres a llegar temprano, que apuestas todo para no recibir nada a cambio, que tus ojos quieren ser invierno cuando yo te ruego que no me dejes en esta maldita primavera, que el agua corre por mis venas mientras que el hielo crece entre nosotros.
Te pedí que no me leyeras nunca más, pero una parte muy oculta dentro de mí, ruega que leas cada una de mis letras y que te den ganas de regresar.
De regresar a mí.

sábado, 8 de diciembre de 2018

"Poesía"

Por supuesto que era la última vez,
debería saberlo,
tenía los ojos tristes y la sonrisa cansada,
miraba de soslayo su vientre y me decía que no,
que esta locura tenía que parar,
porque debe de comprender,
tengo que cuidarme el corazón.

Me contaba de sus nuevas conquistas,
y a mí,
los pedazos olvidados se me iban rasgando por las orillas,
pedía auxilio con voces calladas,
y comprendí que fingir era mi mejor arma;
le di buenos consejos de amor y dejé que continuara con su vida,
venga,
que eso de ser amigos es una patada en el cuello.
Me despedí de él sin pedirle absolutamente nada,
no le dije que me iba,
porque estaba claro en mi silencio,
vamos,
que ya estaba de más,
no volteé para mirar su partida por que él tenía tiempo de estar en otra parte
desde que nombré su faro.

Así que le digo adiós,
con una lágrima rodando por mi cuerpo,
con el dolor incesante de otros labios tocando su piel,
de otra forma de querer sus lunares,
y decir que su bandera siempre fue la honestidad.
El invierno se aproxima,
me pongo mi mejor sonrisa,
un abrigo para quedarme por encima de todo,
y le susurro que no se preocupe,
que la poesía siempre será él.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Ojalá

Ojalá te enamores de alguien que sepa lo que vales, que a cada una de esas cosas que tú llamas "defectos", les ponga tu nombre y sueñe con abrazarlos cada noche.
Alguien a quien no le importe la hora que sea cuando sienta la necesidad de decirte que te quiere, que te despierte con un beso de buenos días y te de las buenas noches con uno de esos abrazos eternos que terminan solo cuando el sueño vence.

Ojalá te enamores de alguien que te diga cada día que eres lindo, que no ha visto algo más bonito en toda su vida. Alguien a quien no le de miedo decirte en voz alta que está loca por ti, que lo grite bien fuerte, bien alto, sin importar nada más que la sonrisa que te provoque saber que lo dice desde el corazón.

Ojalá te enamores y te amen como mereces. Ojalá esa persona entienda que incluso en tus peores días, cuando más frío estés o menos ganas de hacer nada tengas, su abrazo será siempre la cura de todos y cada uno de tus males, sus besos calmarán tus lágrimas y su mera presencia tendrá el poder de hacerte sentir como nuevo.

Ojalá te enamores de alguien que, aunque cometa errores, se esfuerce cada día por amarte con todo lo que tenga, por poco que sea. Así, cuando lo mires sabrás que se vacía cada día, que lo da todo por mantener siempre en tu rostro esa sonrisa tuya que le enamoró desde un principio.

Ojalá te enamores, ojalá no vuelvas a sufrir. Ten paciencia, un día llegará alguien capaz de besar las cicatrices que llevas arrastrando sin abrir nuevas heridas.

jueves, 15 de noviembre de 2018

No soy

No soy prototipo ni estereotipo, ni una figura a la que moldear ni una cara bonita o fea, ni un cuerpo gordo o delgado, ni unos granitos ni unas arrugas, ni unas zapatillas, ni una talla ni un qué bonita esa camisa.

No soy tu apunte de dedo ni tu murmureo, ni tu comentario ni tu crítica, ni tu ideal ni tu realismo, ni tu pasado ni tu presente ni quizá tu futuro.

No soy un Marlboro entre tus dedos, ni una bala atorada en el pecho, ni los puñales que llevo clavado en tu espalda, ni la forma en que me comporto ni en lo que pienso ni en lo que siento.

No soy los adioses que he dicho ni las apretada de mano que he dado, ni las palabras que me he tragado, ni los silencios que he reproducido, ni los infiernos en los que he ardido.

No soy el desborde de ningún río ni el desemboque a ningún mar, no soy la chica de mis sueños, ni que pesadilla de chica, ni la que se ve buena persona, ni el ojalá se quisiera un poco más.

No soy los colores que visto, ni la vulnerabilidad de las madrugadas, ni los inviernos anhelando volver hacia el pasado.

No soy tus conceptos, ni los míos: soy, así.
Sin más.
Del verbo ser.
Y qué bonito.
Y qué terrible.
Para ti, digo.

sábado, 3 de noviembre de 2018

...

Sigo sin entender por qué nuestras madrugadas están llenas de pensamientos absurdos, todos son tormentosos y nos recuerda lo mucho que nos hemos equivocado, haciendo daño a otras personas; haciéndonos daño a nosotros mismos.
Solo nos seguimos lastimando llevando consigo el total significado de ser "masoquistas"... poco a poco, hasta que nuestro corazón queda hecho pedazos.

Yo intento dormir, pero al cerrar mis ojos pienso, "desearía tener respuestas a todas las preguntas que me hago una y otra vez, pero sé que jamás las tendré".
Ojalá pudiera decirte frente a frente todas esas palabras que me ahogan, pero ya no quieres escucharme.
No permites que nuestras miradas se crucen, y que mis silencios se encuentren de nuevo con tu voz.
Quisiera decirte tantas cosas, pero el miedo y mi orgullo no me dejan hacerlo, al igual que tu cobardía te impide darme la explicación que me merezco.

Yo solo quiero encontrarme y salir de esta oscuridad.

jueves, 25 de octubre de 2018

~Lo siento~

Lo siento, mi niña
Lo sentimos, pequeña
Siento que hayas nacido en un lugar
dónde debías actuar igual a los demás.
Siento que no lo hayas hecho,
y que te exiliaran por ello.
Siento que te hayan hecho creer en todo,
menos en ti misma,
Y siento que nunca te hayan mostrado
tu gran potencial.
Porque no era extraño
que te gustara oír a los pájaros,
ni que una lágrima cayera por tu mejilla
cuando mirabas hacia el infinito.
No era extraño
que hayas tenido tu mente
llena de ideas y preguntas
que los demás nunca comprenderían.
La vida, nuestra vida,
te aburrirá, pequeña.
Siempre encontrabas algo,
quizás porque podías ver
a través de esa máscara,
que usas para ocultar lo que en realidad
la mayoría de los medios de comunicación,
las fiestas descontroladas,
el sonido de los coches,
nosotras,
nada de eso te gustaba.
Nunca pudiste atreverte
a expresarte en voz alta.
(Quizás por eso estabas tan rota)
Aunque no te aseguro
que realmente alguien lo vaya a valorar.
Porque mi niña,  hablar sobre lo importante,
es aburrido.
Los culpo,
nos culpo;
no debías terminar
con un alma aplastada.
No debías sentirte mal
por la sociedad en dónde vivías,
porque la vida no es suficiente.
Mi niña, ya tenías tus problemas,
no debías cargar con los de otros.
Los siento,
por ti,
por todas esas personas
que diariamente se rompen
y aun así,
intentan estar mejor.

~Atte. Desde tu interior~

lunes, 15 de octubre de 2018

¿Te recuerdo?

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que pude oler tu cabello, no sé cómo explicar lo que siento ni mucho menos sé cuáles son las palabras adecuadas.
Recuerdo lo que sentí contigo, cosas que pocas veces en la vida se siente, y eso es lo peor de la historia, fue todo culpa mía.
Una historia tan hermosa que si se la contara a la luna con mi corazón roto, mi alma decaída, mis ojos tristes y mi sonrisa mentirosa lloraríamos tanto juntas hasta la salida del sol.
Jamás podré borrar de mi mente aquella mirada con esos hermosos ojos cafés, acogedores, a pesar de mi pasado, a pesar de haber hecho tanto daño, siempre me miraste como si hubiera sido lo mejor que te había pasado en la vida.
Me generabas una paz cósmica, pudiste apaciguar todos os demonios que me atormentaban, siempre pudiste pasearte por mi infierno sin una sola quemadura, controlabas el monstruo que había dentro de mí y nunca supiste una sola palabra de eso, lo hacías sin siquiera darte cuenta.
Fue en tan poco tiempo y tan intenso que ni el tiempo que ha pasado a podido sanar la herida que dejó tu partida.
¿Partida?
Me toca vivir con tu recuerdo atormentándome todos los días, porque sí, te veo todos los días, odio, detesto, me jode reprimir mis sentimientos cada vez que te veo actuar como si nunca no hubiéramos conocido, como si no hubiéramos pasado por nada, todo lo que vivimos, todo lo que nos quisimos, se perdió.
¿Ahora que se supone que debo hacer?
Sigo estando igual de rota, hasta más, no hay nada ni nadie que a podido unirme, no hay nadie como tú.
Odio esta situación, todo lo que había construido, las barreras, preocupaciones, las enseñanzas y crudas realidades que me costaron aprender y ponerlas en prácticas, todo eso que me costó sudor y lágrimas tan solo fue más que una armadura de palos y paja que quedó en el cubo de basura, quedé desnuda y desprotegida delante de ti, pudiste hacer conmigo lo que quisieses y al final decidiste quererme.
Te lo he dicho mil veces, perdón, perdóname por haber dañado algo tan hermoso que al final nos salvaría a los dos, porque cariño, yo también estuvo observándote, yo necesitaba de ti como tú necesitabas de mí, estábamos rotos y solo cuando estábamos juntos teníamos el poder de unirnos por completo.
Leí estas palabras hace poco y aunque sé que no leerás esto igual te las diré para que haya paz en mi alma: "Pudo haber pasado tiempo pero aún así te recuerdo. Pueden llegar mil personas, pero lo que sentí por ti fue único, Aunque no haya podido funcionar, lo que viví contigo no se borrará. Espero que hayas encontrado a alguien mejor que te haya podido guiar en este camino llamado vida".


sábado, 22 de septiembre de 2018

Prohibido llorar

Pasan las noches y llega el insomnio, me cuesta dormir mucho más que antes, los recuerdos, los pecados y el pasado me persiguen cada vez que cierro los ojos, el medicamento y las drogas son lo único que me ayudan.
Me cuestiono si me obsesioné con ese chico, no obsesión en forma que lo persigo cuando sale o que tengo planes para raptarlo, es una obsesión a lo que me hizo sentir y quiero volver a sentir, pero y que no se me revela la forma o la vida me lo niega, lo extraño cada día.
Recuerdo cuando escuchábamos a "Beret", nos llenaba de sentimiento y nos dábamos los mejores besos con los audífonos puestos, o aquella mañana que "Billie Eilish" me ayudó a desnudar tu cuerpo.
¡Por Dios!
¿Qué mierda nos pasó?
Cuando estábamos juntos se sentía el amor en el aire y los demás lo notaban.
Yo te miraba como si fueses arte, cuando preguntaban por alguno de los dos hablábamos con una sonrisa de oreja a oreja y en los ojos se notaba cuanto nos queríamos.
Los que nos rodeaban nos desconocían, decían que nunca nos habían visto así y era verdad, el amor nos cambió a los dos.
¿Esto es normal?
¿Solo me pasa a mí o les pasa a ustedes también?
Creo que me hago demasiadas preguntas.

Cuando estabas tenía una razón bonita para acostarme tarde, me salvaste cariño, ahora estoy más hundida que nunca.
¿Sabes cuantas cartas te he escrito?
Solo pudiste leer tres, una de lo feliz que me hacías, la segunda de perdón y la tercera de despedida, hubiera sido bonito haber tenido una respuesta.
Tal vez si te hubiera mostrado las demás cartas, los demás poemas, los dibujos que me motivabas a hacer, tal vez te hubieras quedado, mejor te hubiera dicho la verdad o lo más probable es que en su tiempo no tenía las palabras para decirlo aunque quisiera.
Ahora estoy aquí a las 2 a.m escuchando "stupid love history" que creo que he repetido unas seis veces mientras escribo esto, esta es la única forma que tengo para llorarte porque me hice un promesa, prohibido llorar, ya te lloré más de un mes, volverlo hacer solo haría más fuerte tu ausencia.
Recuerdo una de las últimas palabras que te dije: "Te esperaré así no lo sepas"
Canserbero me motivó a decírtelas.
Y se hicieron realidad.


viernes, 14 de septiembre de 2018

No te voy a negar

No te voy a negar que llegaste a ser para mi más de lo que pensaba que serías.
Que todo empezó como si nada y poco a poco tuve la sensación de querer que siempre estuvieras.
Yo no sé qué hicieron tus padres esa noche para que desprendas tanta dulzura cuando hablas.
Muchas risas, muchos momentos que no sabría explicarte con palabras, tantas noches deseando que hubiera una frase más.
Que si una hora más, que si un ratito más, que si un día más.
Vamos que empecé a quererte todos los momentos.
Todo iba en aumento.
Pero no siempre las cosas van como queremos.
Las discusiones también lo hicieron.
Y tus dudas.
Tus silencios.
El no poder fiarme ya de tu mirada.
Esa que ya no es tan limpia como en nuestro primer beso.
Aun recuerdo muchas veces cómo te reías después de los orgasmos.
Y ahora te encuentro por ahí en cualquier bar, en cualquier mano.
Nos cruzamos y bajamos un poco la mirada, como si nadie pudiera saber la de tiempo que nos mirábamos fijos, sin decir nada.
Y no te voy a negar que te echo de menos, seguramente más de lo que imaginabas.
Seguramente no me olvidaré de todo, como pasa siempre cuando sienes la verdad.
Pero no te confundas tú tampoco, no quiero que vuelvas.
Creo que por una vez, el daño ya tuvo suficiente dosis tuya.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Vuela

Termina de irte de una vez. ¡Exijo mantenimiento en mi vida!
Quiero y necesito deshacerme de todo este desaire que desemboca de tus labios.
No quiero que te quedes en ningún formato: ni en canción ni en recuerdo, ni en sonrisa ni mucho menos en lágrima.
Vuela, solo te pido eso  esta madrugada, vuela alto, pájaro.
Elévate por encima de todo este desastre que soy yo.
Siempre soñé con algún día verte por los cielos, alejándote de mí, mientras yo no dejo de sonreír, porque me has enseñado tanto y una de esas cosas es que puedo ser feliz sin ti, pero no contigo.

Sin ti, pero no contigo. ¿Por qué la vida es tan dura d entender a veces?
Desde el día que te vi, supe que había magia en ti y que tú eras mi independencia, que contigo sabría extender mis alas, mi libertad y mi sol.
Que contigo aprendería a abrir las cortinas para que los rayos calasen mi día y pudiese empezarlo con el pie derecho.
O quizás toda la vida me he levantado del lado equivocado de la cama y no me he dado cuenta que buscaba un ser indestructiblemente dañino.

Y luego tú, por supuesto, con todo ese baile que trajiste bajo esa sonrisa.
Esta no es una dedicatoria, pero sí una posdata: sé feliz sin mí, que yo lo seré conmigo.
O al menos intentaré vivir conmigo: amarme, respetarme y serme fiel, independientemente de las situaciones.

"Que canto más triste de ese cuervo", dijo la gente una tarde.
Sin saber que era yo llorando tras la partida de mi pájaro.
Y que mientras lo veía hacerse añicos en el horizonte, mis pedazos rotos, en sincronización, se hacían más pequeños también.

Soy feliz sin ti, pero sí conmigo.

sábado, 21 de julio de 2018

"La culpa es mía"

"La culpa es mía
por creer otra vez
en ti.
Por dejarme guiar
por tus moretones
y heridas.
Por dejarme lamer la herida
con tu saliva
cuando sabía que no era
la única salida.
Que había más por ver.
Soñar.
Esperar.
Añorar.
Que el camino se hacía pequeño
y que tú cada vez te hacías gigante.
Porque no supe guiarme
más allá de lo que mi corazón
empezó a sentir por ti:
que te quería.
Y yo lo negaba rotundamente.
Y un día me di cuenta de que estaba
loca por ti.
La culpa es mía por esperar que no doliera
cuando en mi historial estabas como la principal causa
de mis vistas atrás,
de mis laberintos sin salida,
de mis causas perdidas,
de mis folios en blanco
y de todas mi agonías.
De todas las mentiras,
el que me amabas era mi favorita:
fue como ponerme de diana
y que tú me dieras justo en el blanco.
A veces pienso que la vida es
como un raro viento y un diente de león:
en un segundo se va todo lo que sujetabas.
Ni modo, toca ser fuerte.

Pera la culpa es mía;
nunca tuya.
Yo le abracé,
le hice mío
y luego dormí en su cálido regazo,
tuve pesadillas de si algún día te irías
y luego vi el otro lado de la cama vacío,
haciendo invierno
y yo con un frío insoportable.
La culpa es mía por creer
de nuevo
en el amor.
Y seguirá siendo mía,
porque he decidido,
siempre hacerlo."

martes, 3 de julio de 2018

Cuando te olvidan

"-Amor, teníamos una vida juntos
➙¿Qué nos pasó?

Esa vida nos resulta tan fría y lejana. La simple idea de regresar nos estremece los huesos y nos sacude violentamente el corazón que tan lleno de nieve lo tenemos.

Quiero decirte que el sabor dulce del vino fue perfecto aquella noche en donde nuestros cuerpo colapsaron y de esas chispas se creó un incendio universal.

Sé feliz en invierno y en verano, sé lo que quieras ser, pero sigue amándome, para que cuando te des cuenta, esté abrazándote por la espalda y susurrándote al oído; te olvidaste de que el mundo es redondo, tontito.

Y sonriamos juntos.

Mientras tanto, seguiré analizando cada una de las coordenadas que me da la noche para llegar a tu estela. A tu lugar.
En ese que no hace ni frío ni calor, que abriga y me dice que todo estará bien,, aun sabiendo que he pasado toda la vida perdida.

-Cariño, ya no quiero seguir siendo una perdedora
➙Bésam...

Y antes de que terminara la palabra, terminé la ración con un beso en el cual le decía: te voy  querer en toda mis vidas, sé que la muerte lleva el color de tus labios.

-Por favor... Despierta. Abre los ojos. -Me pegó unos golpes en el pecho, dicho sea: mi corazón ya había dejado de latir.

Yo ya me encontraba mirándole a una distancia abismal, viendo como la tormenta cernía sobre él, mientras estaba acurrucado sobre mi cuerpo sin vida.
Aquel paisaje me pareció el más triste que jamás había leído en ningún libro.

➙¿Por qué te fuiste?
-Sigo esperándote en tu próxima vida.

Esa tarde, a las cuatro en punto, el viento barrió algo más que su tristeza: mi recuerdo...
Morí por segunda vez.

Para siempre."

jueves, 21 de junio de 2018

Va por mí

En estos momentos de mi vida, he llegado a la conclusión de que quien te quiere siempre estará y que permanecer será la forma de decir "te quiero".
He ido por la vida cabizbaja y el cielo me ha parecido demasiado utópico.
Perdóname, me digo a mi misma en tono de súplica.
Ojalá algún día puedan perdonarme por haberme quedado donde no me pertenecía, donde me herían con su indiferencia y frialdad.
Llegué a cortarme con una mirada al filo de la noche y la madrugada siguiente no supe qué hacer con mis heridas, sino lanzarme al precipicio del frío recuerdo.

Mi pasado, es una condena. Pero no toda la vida iré pidiendo perdón por lo que fui o lo que hice.
Porque todos tenemos pasado y valora a quien, incluso conociéndolo, se queda para decirte: está bien, yo también tengo uno.
Y te abrace hasta que sientas que las costillas te van a estallar y que el mundo puede ser un lugar bonito para mirar. Sentir. Amar.

Hay más amores que vivir o llorar, más veranos en los que morir de risas o del algún palpitar, amigos que se acercan con una copa y te invitan a naufragar por el mundo, selvas que se esconden para que algún día las descubras. California. Momentos para recordar de viejos, canciones que arruinar con tu baile, fechas que marcar con tu taquicardia. Manhattan.

No mires el ayer. Por más que quieras, no lo hagas.
Duele.
Siempre dolerá.
Es mentira que uno olvida del todo.
Hay golpes, sonrisas y lágrimas que te perseguirán toda la vida.
No aceptes un amor que te quiera sin pasado.
Mereces uno que te acepte con todo y cicatrices.
Con todo y metidas de pata.
 Los tropezones son los que te impulsarán a ir más lejos y con gente que valdrá la pena.

Y, en la última jugada, te daré un beso. Tú decides si lo guardas o si quieres que mejoremos el beso.
A ver, bésame.
Yo sabré si me quedo o te dejo mi recuerdo.

Bueno, esta vez soy yo quien decide irse y esta vez va por mí.

domingo, 20 de mayo de 2018

Sonríe

Me gustan las personas que se vean como una suave brisa de verano. Que no hacen tanto ruido, ni causan tanto dolor.
Que no dejan heridas, pero sí el deseo de algún día volverlas a encontrarlas. Aquellas con quien puedes hablar de cosas insignificantes y aun así parecen tener sentido, y los minutos fluyen con una extraña violencia que te sacude las pestañas al mirar atrás y darte cuenta de que se han disipado en el aire y que solamente queda su aroma flotando en lo que parece tu mundo en ruinas.
Aquellas que el tiempo nunca olvida, ni barre, ni cura; simplemente hace que, con el paso de los días, meses y años, jamás se borren de tu piel.
Más adelante comprendes que no es que sientas frío, es que tu piel recuerda que ya no están para acariciarla por cada rotura, herida y cicatriz.

-Este verano es nuestro.
-No quiero que termines.

Esas personas que van conociendo de ti más de lo que cualquiera otra lo haría, que ni siquiera tú logras conocerte tan bien como lo hacen ellas.
El secreto más grande que guardan es que, aunque tú no lo notes, hacen todo esfuerzo para que salgas adelante con tu vida, porque saben lo que pesa y lo que cuesta caminar llena de espinas.
A mí eso me parece el acto más bonito que alguien puede hacer por ti; el abrirte, más que los ojos, la boca para que sonrías.

-No te vayas, por favor, no me dejes.

Las únicas personas que saben tus puntos débiles, la posible razón de tus malos días y el acuerdo que le firmaste al amor aquel verano donde, sin darte cuenta, son reías como una idiota mirando la puesta de sol y las risas eran la canción que acompañaban el momento que llevarías anclando como el primer día el resto de tu vida.
Qué bellas son cuando intentaron sacarte a flote con un mal chiste, cuando te abrazaron mientras no sabías qué rincón era para ti para poder llorar y, ahora que no están, que no volverán, te das cuenta de que eran sus hombros.

Aunque estés triste porque nada sucede dos veces. Ni las personas. Ni los amores. Ni los veranos. Ni el invierno que le persigue. No lloras. No derramas una lágrima.
Pero sí vas caminando descalza por la orilla del mar, mientras el sol sangra en la lejanía, con una sonrisa que se convierte en la primera estrella que empieza a brillar en la tarde y te dices a ti misma:
¡Joder! Qué feliz fui.

-No quiero que termines.
-Ya no estoy, tontita. Y aun así piensas que aun vivo.

Y flechas el inmortal atardecer.

miércoles, 9 de mayo de 2018

"historia"

Hay personas que no saben pelear por quien quieren. Y él era una de esas personas. Solo le importaba esa versión agria que despedía cuando estaba conmigo. No logro reconocerme al estar con alguien que su indiferencia me hacía sentir miserable. Eso no es amar. El amor no destruye, sino construye, o al menos eso dice la típica frase. Pero ahora entiendo cuando dicen que el amor es ciego. Y, efectivamente, me puso una venda en los ojos para impedir ver la realidad que él no me amaba. Que yo era una más de sus caprichos, que yo representaba un objeto al cual usar, besar y luego desechar.

Pero qué pasa cuando después de todo lo vivido, toca solamente recordarlo. Toca la sonrisa de esa fotografía donde sonríe con la fría mano de la nostalgia. A veces quisiera volver. Volver a intentarlo. Pero luego recuerdo que él ni siquiera lo hizo por mí. Y que, cada noche, antes de dormir, pensaba que estaría a mi lado siquiera un infinito, y ahora me doy cuenta que no fue suficiente.
Él no fue suficiente.

Qué pasa cuando, al final del día, ya no hay nadie a quien llamar y desahogarse y decirle que no puedes con tu mundo, con tu "historia", con tu pequeña "historia". Y un día te das cuenta de que ese alguien jamás lo sostuvo por ti, sino que eras tú quien se hacía la idea de que lo estaba haciendo.
¿Por qué no hablaste claro desde el principio?
Yo no estaría escribiéndote. Echando esas sensaciones que me hacías sentir. Queriendo que vuelvas y me abraces hasta quedarme dormida como si nada hubiera pasado. Que con tus frases cortas me hagas las noches más largas.

Lo jodido del recuerdo es que uno siempre recuerda lo bonito de ese alguien, casi siempre se olvida de lo que hizo mal y la razón por la que lloras, y uno no entiende a querer olvidarlo todo para no sentir que la piel duele cuando unas manos que antes te tocaban como si fueses una isla virgen, dejan de hacerlo.

No te perdono. Aún no. Esta noche te la dedico. Esta noche lleva tu nombre. Esta noche es otra de tantas que me las pasaré pensando encerrada en estas cuatro paredes, que cuando estabas tú, eran mi mundo y no quería salir de él. Debajo de las sábanas podía olvidarme hasta de mi propio nombre.

Quiero que sepas que, así como me hiciste sentir la persona más maravillosa del mundo, también quiero que sepas que yo fui la que me hice a la idea de que tú eras el lindo cuando en realidad eras un monstruo disfrazado de muchas caras bonitas.
Y que, espero que el día que te topes con mi recuerdo, tu piel sienta la necesidad de sentir mis manos. De hacerle el amor a tus heridas. Y tengas que conformarte con pensar que un día yo te volteé a ver cuando tú volteabas a ver otro lado. Que te escuchaba como si fueras mi canción favorita y que ningún atardecer se comparaba con verte desnudo tumbado en la cama. Que eras mi parte favorita de la vida, de la cama y del precipicio, ahí, donde solíamos sentarnos a ver el fondo para ver qué día caíamos.

<<Eres>>
<<Eras>>

Cuánto tiempo hay entre ellos. Eras mi parte favorita del día. Eras parte de mi olvido.
Un gusto. Besos. Y recuerda: yo siempre estuve ahí para ti cuando tú jamás lo estuviste para mí.

miércoles, 25 de abril de 2018

Oscuridad

Encontré a una chica que se enamora de cada idiota que le promete estrellas a su oscuridad.
Se conforma con los pétalos de las flores que le han regalado a otras, y ella piensa que amor es tener que quedarse donde el otro ya se fue.
Permanecer.
Cumplir aquello de estaré aquí siempre y lo necesites.
No moverse.
Está quieta y depende de muchos monstruos y miedos.
Está triste, porque lo está.
A veces cuando hay media luna sale con su desastre de vida a cantar un poquito, aunque muy afinada no está: ella es feliz.
Pero entre esa nostalgia que surge cuando echas de menos lo que ya no puedes tener, encuentra un poco de ese calor que no encuentra en ningunos abrazos.
Después se lanza a su cama pensando en todos los errores que ha cometido a lo largo de su vida y le brillan los ojos cuando se imagina a ese chico con el que quiere olvidarse un domingo de toda la polilla que ha cogido durante toda la semana.
Lo imagina tan perfecto con sus imperfecciones, sus errores y malas rachas.
Sus granitos, sus arrugas, sus cicatrices, sus estrías...
Desorientado igual que ella.
Perdido igual que ella.
A lo mejor es por eso que ninguno de los dos se ha encontrado aún.
Porque ambos se están buscando, pero ambos están escarbando en lugares diferentes.

~Hola, ¿quién eres?
- Un huracán
Y, de repente, él deseó ser sometido a sus vientos
~¿Y tú?
-Oscuridad

Algo había hecho bien.
Ya no se sentía tan mal, es más,hasta empezaba a dudar de si sus heridas estaban aún abiertas.
Y cuando volteó a verlas, esas que sangraban mucho porque eran profundas, en ellas vio lo que nunca había visto: que eran hermosas.
Hermosas como la sonrisa que le empezaba a crecer.

lunes, 9 de abril de 2018

Volver a creer

Tengo el vicio de enamorarme de la piedra antes que del camino.
Ir aprendiendo con los ojos cerrados que ir despistada encontrando mis errores a lo largo de él.
Ir recolectando cicatrices,en vez de sonrisas.
He tenido que acostumbrarme a la deriva de un corazón roto e ir descubriendo miradas tristes en cada atardecer en el que voy.
Quemar página cada año no significa que todo el libro estará bien, sino que decidiste borrar la mancha del lugar del crimen.
Que todos tus errores quedaron en el pasado y que cada vez que te das vuelta a ver, hay alguien que aún no ha cerrado los brazos.
Hay alguien esperando.
Pero luego te das cuenta de que no puedes regresar.
Que todo depende de las circunstancias que te empujaron a dónde estás el día de hoy.
Y él piensa que le estás dando la espalda, cuando en realidad te estás yendo.
Cada vez más lejos.
No sabes adónde, pero lejos.
Se queda quieto.
Esperando una bala que le atraviese la tristeza y acabe con el dolor que provoca lo que nunca pasó y nunca será.
"Ojalá algún día me ame tanto como yo vivo recordándole", me digo a mí misma cuando, mirando el atardecer, me resigno  y entiendo que hay personas que no son como quieres que sean.
Igual las cosas.
Igual la vida.
Igual todo.
Y, mientras camina pisando las hojas del frío otoño, pensando de si me ama o no, mis lágrimas empiezan a teñir la tarde con la negrura de una noche infinita.
De pronto, oscurece.
Hay grillos cantando.
Lagos calmados que suenan con la suave brisa de un soplo de viento enamorado.
Y se envuelve con aquella sonrisa que le cobijó más de una noche.
Con aquella voz que calmó hasta el más fuerte de mis fantasmas.
Con aquellas manos que calmaron el infierno de mi piel necesitada de una caricia.
Con aquella mirada que me hizo temblar y sentir que era la dueño de algún mundo.
Entonces comprendo la dura realidad: de que el amor que das, podría no ser devuelto con la misma medida y calidad.
De que el amor jamás se debe mendigar: ni los besos bien dados ni el buen sexo, ni los abrazos salvavidas ni las llamadas cuando sientes que todo carece de sentido, ni siquiera la estancia del otro en la vida  de uno: quien quiera estar, siempre estará, aunque ambos estén distanciados abismales y los demás piensen que son unos ilusos por creer en ello.
A veces el amor nos salva.
Otras veces, nos deja echando de menos un imposible.
Y, cada noche, caemos en él.
Como un vicio que te termina carcomiendo los huesos.
Y lo veo irse por el mismo camino por el que vino algún día, mientras espero volver a creer.
En alguien.
En algo.
O en mí misma.
No lo sé.
Pero volver a creer.


viernes, 6 de abril de 2018

Libertad


Mi lengua no se la ha comido ningún gato, mi mente no ha leído ningún cuerdo y mi tiempo no se lo he dedicado... bueno... muchas veces se lo he dedicado a hijos de puta que no supieron valorar el reloj que no tenía en mi muñeca.

Tengo alma de prostituta. Lo dije una vez y ahora vuelvo a repetirlo. No tengo que darle explicaciones a nadie. Soy mi propio desastre. Vivo mi vida a mi manera. Sin límites. Sin frenos.

Imagen relacionadaNo busco caer en precipicios. Ni en bocas. Ni en veranos. Ni busco enamorarme en un beso, porque he aprendido a rimar beso con olvido, y recuerdo con ¿de qué hablábamos? Ni quiero quedarme en un amor, porque estoy harta de errores.
No quiero que nadie me duela cuando cierre los ojos... cuando la noche caiga.
Cuando nadie esté ahí para darme consuelo. Ni liento. Ni palmadas en mi espalda.

Desde hace tiempo decidí que debía ser fuerte y ser fría a plenitud, porque que te duela algo es una putada; pero que te duela alguien al que quisieras regresar siempre y saber que estás mejor sin él, es una mierda.

Tengo un vocabulario fuera de lugar, una consciencia sucia y un futuro exquisito.
Porque no les dedicaba tiempo, sino vida. Una parte tan irreversible del tiempo. El ayer son horas muertas. Por eso no miro atrás.

Me cansé de llorar.

Ahora soy una hija de puta sin escrúpulos y orgullosa de mi madre que lleva como bandera ¿quién cojones te crees tú para señalarme?
Primero, límpiate el dedo, cariño, que lo tienes lleno de sangre.

Mi reputación d mucho de qué hablar, mis cicatrices mucho de qué besar y mi saliva mucho de que sanar.
Soy todo lo que temes ser y soy la pesadilla de la que te escondes.
Soy un monstruo bajo las sábanas y el santo que ves caminar por las calles.

Dicen que soy de la mala vida, pero acompáñame y te enseñaré cómo se come el mundo en tres simples pasos:
Uno: Sé feliz.
Dos: Siéntete feliz.
Tres: Calla.

Las víboras se comen entre sí, mientras tú estás bailando entre el medio de sus cascabeles.

Buenas. Mi nombre es Libertad. Vuelo, mientras los otros se conforman con alzar su mirada y señalarme a donde vaya.
Pero yo alzo el vuelo cada vez más alto.

viernes, 23 de marzo de 2018

Algún día

Hace frío y no tengo tus brazos para arroparme.
Caí de nuevo en el vicio que es echarte de menos.
Perdóname por alejarme, pero muchas veces siento que no te merezco y siempre he sido demasiado insegura de mí misma.
Te di una luz propia y auténtica; te permití ver el fondo de mis canciones y entender por qué soy una persona triste.
Y, me pregunto, ¿existirá alguien que, aun sabiendo que fui tormenta, se quede para disfrutar el verano, sabiendo que después vendrá seguramente más tormenta?
Porque lo mío es ser un clima impredecible. Un día hace sonrisa; y otro, lágrima.

Un día te voy a abrazar, me dijiste.
Y yo te voy a abrazar más fuerte, te contesté.
Y tal parece que ese abrazo se alargará por la eternidad y se quemará conjuntamente con el querer volver a ti, porque sabré que estarás mejor lejos de este caos mental.

Hay vicios que te empujan a convertirte en un adicto.
Hay vicios que matan, como amores que salvan.
Y no sé cuál de los dos estabas, o si eras un vicio que me terminó salvando de mi propia destrucción.
Fui yo quien vació la luna para quedarse a oscuras todas las noches, mientras al otro lado de la línea escuchaba con determinación esa risa tan salvavidas que te cargas.

Ese es el problema de las personas sentimentales y sensibles: nos herimos con lo que pensamos que es y un día nos damos cuenta de que hemos vivido bajo una sombra.
Y, de repente, una nube gris cierne sobre nosotros y ya ni bailamos ni hacemos barquitos, solo nos mojamos.
Nos mojamos como quien se da por rendido bajo una espesa capa de esperanzas rotas.

Nunca es tarde para empezar a cambiar, porque todos tenemos pasado, y está en nuestras manos el poder colorear el presente de colores intensos y bonitos, aun sabiendo que tenemos un pasado demasiado turbulento y oscuro.
Pero quien te quiera, abrazará tu pasado y llorará contigo, y se curarán las heridas que aún permanecen abiertas.
Qué bonito es cicatrizar el ayer con alguien que, en lugar de espinas, te regale sonrisas.

Espero no llegar demasiado tarde a la vida de alguien que espera por mí.
Pero si tú, por ejemplo, te atrasas media vida en venir, aquí estaré esperando.
Esperándote.
Con los brazos abiertos para que me des ese abrazo que me prometiste un día.
Algún día.

miércoles, 7 de marzo de 2018

La vida de mi herida

Te sentí equivocado. Y, sin embargo, no dejé de intentarte. Supongo que de eso va amar: El deseo de que el otro sea el indicado para ti, aunque sus rosas estén equivocadas de jardín. Y de estación... No lo sé.
Cuando te vi, pensé: eres el amor de mi vida. Mientras la vida me decía: ella es la vida de tu herida. No entendí nada. No hice preguntas.
Silencio.

Dejé que el tiempo barriese el polvo que otros dejaron en mis escombros. Me sonreías y yo había encontrado el calor que te dan las sonrisas cuando al final te das cuenta de que no es un mal día lo que has tenido, sino una mala vida.

Y, justo al final del baile, te has dado cuenta de que no había nadie ahí para decirte: Mira, lo que yo quiero es hacer que esta noche olvides tu nombre y hasta de que existen, encima nuestro, estrellas que tiritan al ritmo de un corazón roto.
Estoy aquí para que te des cuenta de que no estás solo, ¡Mírame! Esto es lo que quiero hacer contigo.

Y que te bese por un largo tiempo. Olvidándote de todo. Tal como prometió. Pero no. No había nadie. Nadie que te salvara. No existía una historia que quisiese escribirse contigo. Nadie que te llenara la cara de sonrisas bonitas, sólo de lágrimas imposibles. De noches en las que te la pasas preguntando el por qué de las cosas y el cómo llegar y el con quién hacerlo.

El mi te lo dejo para ti.
Te quiero libre porque desde el principio te supe equivocado. El amor de mi vida. La razón de mis buenos días y también de los malos. La saliva sobre mis heridas. El atardecer que hace que apague todos los recuerdos y empiece a soñar con ser alguien.
Alguien a quien amen con la misma intensidad con la que se muere una estrella. El querer llegar lejos junto a alguien.  No mirar hacia atrás, sino que me sonrías al lado. La vida de mi herida. Tarde comprendí:
Hay personas que vienen a hacerte feliz, a tal punto de que tú rías lleno de heridas. Haciéndote olvidar de que te hicieron daño, de que aún sangras. Esas personas que son la antesala de la eternidad.

- Amor, llegué demasiado tarde, ¿Me perdonas? - Le supliqué.
- Entra por una de mis grietas - y me dirigió hasta su corazón - Espero no te incomode tanto golpe.

Y ambos reímos.
Y ambos entendimos la vida.

jueves, 15 de febrero de 2018

Soledad.

Tarde te diste cuenta de que hay cosas que rompen en silencio y que son las que más duelen la noche cae.
Cuando, de pronto, las miradas se convierten en estrellas que palpitan al ritmo de un cielo caído.
De un cielo vacío.
Sin estrellas. Pero con la luz de las miradas de los soñadores, de los enamorados y los solitarios.
Comprendes que, no todo lo que brilla es oro, ni todo lo que vale tiene precio. Sino, más bien, hay amores que son luz y detalles que valen por todos los billetes que tienes en la cartera.
Detalles, por ejemplo: estrecharle la mano a alguien que se ha caído, un buenas tardes con una sonrisa a alguien que ha tenido un pésimo día o abrazar a quien está roto.
Y te preguntas, ¿y quién vendrá a abrazarme a mí, a estos cristales rotos?
Y miras alrededor y no hay nadie, sino la misma soledad que te estrecha la mano y te da las buenas tardes.
Entonces, con el paso de las decepciones y las traiciones, vas aprendiendo que estar solo es un triunfo que solo los ganadores se brindan a sí mismos.
Y te abrazas.
Abrazas tu soledad.
Y lloras conjuntamente con ella.
Ella te dice: no estoy aquí porque no tengas a nadie, estoy aquí porque vengo a consolarte, cariño.
Yo nunca te heriré como lo hacen las personas.
La miras y tiene unos ojos dormilones preciosos.
Te vas enamorando, poco a poco, como las verdaderas historias de amor.
Quemas páginas y escribes, día, tarde y noche.
Simplemente, no puedes dejar de pensar en ella.
Imagen relacionadaIncluso cuando está al frente tuyo, no puedes detener tus pensamientos.
Un día miras a los dos lados y no hay nadie. Ni ella. Tu soledad se ha machado, piensas.
Enfrente hay un lago azul en donde se reflejan perfectamente las estrellas y la luna llena.
El ambiente no tiene sonido.
Lo que sí sabes es que existe una gran tranquilidad.
Bajas y te sientas en la orilla.
Metes tus pies en el agua y por alguna extraña razón te sientes liviano de peso.
Ya no pesan ni los puñales en la espalda, ni los problemas en los hombros, ni siquiera duele la infancia.
Un pájaro surca el cielo de noche y emite su canto.
Y piensas... estoy en el lugar correcto.
Te vas.
Luego de años, regresas al mismo lugar entendiendo casi toda la vida y entiendes que aquel pájaro era la soledad a la que le habías escrito unas alas enormes y bonitas, porque ella no merecía estar al lado de alguien como tú: tóxico, dañino e imprescindible.
Y, aunque le cosió unas majestuosas alas, la soledad decidió volar a su lado.
Sólo entonces, entendí de qué iba amar.
Y, en medio de una sonrisa, decidí caminar de la mano de ella, mientras se hacían pequeños en el camino, el sol descendía tras las montañas.
Y el último rayo, ese que marca la diferencia entre el día y la noche decidió llamarlo.
Soledad.
Y la veía en todos lados.

sábado, 3 de febrero de 2018

Lo odié

Voy a empezar escribiendo sobre el defecto de amarlo, de por qué me consideraron una suicida sentimental, de las razones por las que dejé toda mi vida a un lado para ponerlo a él de frente.
Como el capitán de la embarcación, pero aquella vez era el comandante de mis alas.
 Él me guiaba hacia dónde ir, el que predecía el mal tiempo.
Y, tormenta era verlo volverse loco y llorar como si nunca hubiese sentido felicidad.
Algunas tardes sus manos tiritaban y yo cogía un poco de mi fuego interno y las llevaba hacia mi barriga.
Él sonreía y yo parecía entender la vida.
Nos acurrucábamos como dos "abuelitos" que se quieres sin decirse nada y esperan algún día morir juntos.
Jamás me dijo te amo, en cambio, yo se lo dije trescientas cuarenta veces con la mirada.
Me rugía el alma por saber el misterio que guardaba detrás de sus pestañas.
Si era capaz de prenderle fuego a la lluvia o si era de aquellos que salían a ser parte de ella.

Un día, mientras acampábamos, me dijo: lo mío es ser de alguien. Una estrella, quizás.
Y yo le repetía, algún día podrás brillar como una.
Jamás leyó en mi mirada que para mí él ya era una, en cambio él siempre vio en mí un enorme asteroide que se acercaba cada vez más hacia él, con más fuerza, con más rapidez, con más violencia.

Lo vi desnudo y lo vi dormido. Vi cuán invencible era cuando se quitaba la ropa y cuán vulnerable era cuando dormía.
Resultado de imagen de chico y chica durmiendo abrazadosLo vi en todas sus facetas.
Siendo un animal y siendo un humano.
Siendo otoño y siendo huracán.
Vi más allá de lo que cualquiera se hubiese conformado ver. Y sentir. Cada día, al paso de las horas, mi amor por el crecía, pero también crecía el odio que empezaba a nace por él.
Empecé a odiarlo, por no corresponder a mi amor.
Por nunca abrazarme en mis malos días, cuando yo dejaba mis brazos en él cuando recordaba pesadillas.
Por todas las veces que me dijo que tenía que irse, mientras que yo perdí todos los trenes de vuelta a casa. Lo odié tanto como lo amé. En sintonía.
Se puede amar y odiar a alguien a la vez y al mismo tiempo.

Se desató una tormenta en mí y empecé a escribir. Cada vez más y mejor.
El personaje principal era él, a veces con nombre de chica, otras veces era un ser más abstracto.
Pero siempre llevaba su nombre incrustado en las características.
Esto es para ti, el chico que nunca me amó, para el que jamás me dijo que me quería ni me lo demostraba ni con un grano de arena, cuando yo le construí playas enteras, planetas y constelaciones; ara el que se conformaba con bajarme la luna, cuando yo lo llevaba a ella siempre que cerraba los ojos cuando me besaba.

Para el chico que nunca me amó, porque ya amaba a alguien más.
Entonces, yo fui asteroide y él una roca que, a raíz del colapso, se convirtió en estrella.
Esto es para ti, que siempre fuiste mi desgaste y en mi sexta vida te regalé la séptima.
Y no la valoraste.
Para el único chica que nunca tuvo ojos para mí, cuando todas mis miradas eran para él.
Dicen que para que el mundo se acabe tienes que contar hasta tres y cerrar los ojos, pues, déjame decirte que, mi mundo, sí, ese mundo tan pequeño que un día le enseñé bajo las costillas, estalló al tercer beso mientras la tarde caía, cuando mis labios empezaron a recitarle las heridas que él había dejado en mí y todas las letras que me había dejado para escribir.

sábado, 27 de enero de 2018

Accidente

-¿Por qué estamos aquí?
➛No lo sé. Quizás sea porque surgimos de un accidente.
-O de una coincidencia.
➛No creo en ellas.
-¿Por qué?

Y la besó. Olvidándose de si quemaba o ardía. De si tenía espinas o corazas. De si mañana el otoño le haría recordar cada beso que le dio a finales de agosto o de si estaría en el mismo lugar acompañado de la soledad y de un par de fotografías que le retorcerían la nostalgia.
La tomó de la cintura y le dio mil vueltas al asunto. Ella, sin respirar, siguió dándole cuerda al instante. Cerró sus ojos y, a medida que se alargaba el beso, una chispa empezó a crepitar en el cielo oscuro y frío de la noche.

-¡Oh! ¡Mira, una estrella!

Ambos no sabían de qué iba el tema, pero inconscientemente estaban haciendo historia.
Ella dejó en él lo que se prometió a sí misma que nunca nadie tendría.
Descubrió sus cicatrices y se mostró vulnerable.
Él, en lugar de juzgar, se dedicó a besarlas, una por una, con duración de tiempo diferente, porque unas eran más grandes y profundas que otras.
Unas eran precipicios y otras aún eran cascadas.
Unas le causaban cosquillas, otras aún le causaban dolo.

-¿Por qué haces esto?
➛No lo sé, creo en los accidentes.
Él creía que los besos curaban.
-¿Por qué me haces esto?
➛No creo en las casualidades, pero sí en el accidente de tenerte ahora mismo, aquí, conmigo. Porque sé que me harás daño y yo te haré daño a ti. Este es un daño por mutuo acuerdo y me entristece, pero a la vez me alegra haberte conocido y que me dejes futuras heridas.

Le acarició la mano y sintió el calor. Esa clase de calor que no quema ni congela, sino que más bien, alienta. Atrajo su rostro hasta él y se besaron como si ninguno de los dos hubiera tenido pasado.

Besarse de aquella manera fue su forma de decirse: fue un gusto habernos herido y un placer llevar tu beso como cicatriz

martes, 16 de enero de 2018

Refugio


El miedo de quedarte solo y de no tener a nadie que te recordara con una sonrisa.

Entonces un día se dieron cuenta que ya no eran el uno para el otro.
Que ya a otro le escribía mensajes, que ya a otro le caían las llamadas de madrugada cuando el mundo era un lugar sombrío e inhabitable.
Inhabitable... Como el recuerdo.
Como el corazón.
Como cuando vas a un lugar donde has sido feliz y al regresar te das cuenta de que siempre estuviste solo, que quienes te acompañaron anteriormente, solamente fueron los fantasmas de tus miedos.
Imagen relacionadaY, luego, terminó pasando: se escucharon los cristales rotos como si hubiesen caído desde una cascada utópica y eterna.
¿No les pasa que a veces sienten que se la han vivido en una constante rutina de sentimientos? Y que nadie podrá arreglarlos.

Refugio. Eso les faltó. Un lugar adonde ir cuando no se tuvieran el uno al otro, al cual regresar siempre en busca tan siquiera de un abrazo a mitad de una canción que les rompiera lo que aún se mantenía en pie.
Que les oprimiera el miedo de perderse en un laberinto lleno de inseguridades. No sé, quizás a veces uno busca un fuego que derrita nuestros glaciares y los convierta en un mar hermoso al cual ver con los ojos llenos de puestas de sol bonitas.
Porque no todo lo bonito tiene que ser triste. Imagínate estar en una playa, sentado junto a ese alguien sobre la arena, mirándo como el sol se oculta tras el mar.
Como si fuese una estación a la que todavía no han descubierto. Y se encuentra en sus pestañas.

Y yo entendí aquella tarde que, algunos amores, por mucho tiempo y polvo que pase sobre ellos, jamás se derriten. O son hielo. O son fuego. Pero ambos queman por igual.

Tú no decides ni el día  ni la hora. Cuando vienes a darte cuenta, ya estás ardiendo.
Quemándote mientras no dejas de sonreír.

sábado, 13 de enero de 2018



No estás bien. Te creo. Sé que estás destrozada. Que no encuentras el camino de vuelta a casa y que sientes que caminas en reversa. De nuevo a las espinas. Al pasado. A ese lugar del que has pasado jugando a las escondidas y siempre te encuentra. Sin importar el quién ni el dónde. De regreso a la oscuridad.

Tu corazón está roto. Lo hicieron añicos cuando confiaste demasiado en ese chico con el cual te mostraste vulnerable y este te hizo sentir miserable.Esta noche es para chicas tristes. Y tú eres una de ellas. Una de las estrellas.

No te excuses. No. Por favor. No lo hagas. No te justifiques ni intentes remendar tus errores. No esta noche. Mañana tal vez. Pera esta oscuridad es para que brilles, no para que te apagues más. Eres humana, date cuenta que siempre vas a herir a los demás y que... ellos también harán lo mismo. Porque nadie te enseña a no herir ni a cómo amar, ni a cómo vivir ni a cómo reparar tu corazón triste. Y a veces intentas dar lo mejor de ti misma y resulta que terminas dando las partes que te duelen, que te incomodan y que te alejan del mundo.

Tienes una sonrisa tan bonita que los poetas no encuentran un poema más bonito que esa comillas al sonreír. Los superas a todos. Eres el poema más bonito y el más difícil de terminar.
Prométete una promesa de amor propio esta noche. Dime que no permitirás que nadie venga a arrancarte tus pestañas ni dejarás que el viento borre tus recuerdos ni las sonrisas ni los veranos ni los amigos ni siquiera los momentos. Así duela. Así arda. Así consuma.
Dime que en este momento saldrás a la calle y gritarás como una loca que no te importa que estés perdida, que no necesitas que nadie sea tu brújula que te muestre el Norte, porque amas estar loca y estar perdida.
Que de ahora en adelante solo bajarás la mirada porque tienes que echarle una mano a quien se ha caído. Que si se te cae la corona no la recogerás, porque no eres ninguna princesa de cuentos estúpidos. Que no necesitas príncipes, ni dragones.
Que eres una chica de carne y hueso. Y que al verte ante un espejo ves un abismo y miras a lo profundo. Sabes nadar pero te dejas ahogar.

Tranquila, pequeña. No todas las chicas buscan ser salvadas con un beso; algunas, como tú, solo necesitan dormir y encontrarse en sus sueños con ese recuerdo que les rompe los huesos y reconciliarse consiga misma.

Duerme, niña. La vida es hermosa.