sábado, 29 de diciembre de 2018

Me soltaste

No debiste soltar mi mano justo cuando más frágil me sentí; me dejaste varada en el camino, mientras que tú te marchaste, ¿por qué me prometiste estar siempre a mi lado, si al final ibas a dejarme?
Intenté seguir, pero no estaba preparada para hacerlo sola, estaba asustada de dar un paso y caer tan fuerte, una vez más.
Mis manos heladas extrañaban el calor de las tuyas; tú me guiabas, me llevabas de la mano, y por más difícil que fuera el camino, nunca me soltabas.
Eras esa luz que me hacía perder el miedo a la oscuridad.
Me enamoré, pero tú solo me destruiste; simplemente me soltaste.
Juntos nos elevamos tan alto, y el golpe contra el duro y frío suelo me dejó en mil pedazos, caí demasiado fuerte en el amor.
¿Cómo reparo los pedazos rotos?, ¿cómo hago para que no duelas tanto?, dime ¿de qué manera puedo volver a confiar?, ¿qué hago para no sentir celos?
Si tan solo hubieras tomado mi mano con más fuerza, si tan solo hubiéramos luchado más por el amor que nos teníamos, tal vez, hubiéramos resistido; no tienes ni la más mínima idea de todo lo que daría solo por volver a tocar tus manos, una vez más.

sábado, 22 de diciembre de 2018

Fuimos

Fuimos una vez, fuimos, ese es el problema.
El pequeño problema que suele recordarme el mundo en cada cosa que describe el cómo eres, ese pequeño problema, que mientras más pequeño, más duele; dime que se siente que mis besos ya no sean dedicatorias de amor, por favor dímelo, porque por más que intento hacerme la fuerte, por más que intento sonreír frente a cada persona, se siente horrible.
He llegado a pensar que cupido me flechó, pero no para enamorar como algunos dicen.
Te olvidaré, te juro que lo haré, solo quiero que sepas que no estoy bien, pero lo estaré y espero que con quien estés en este momento te de besos tan fuertes que te perfore los pulmones y te haga tener suspiros que hagan florecer un nuevo jardín en ti porque el mío se encuentra marchito por una tierra maldita, que su felicidad se evapora cada vez que algo intenta recobrar vida, y es que eres tú ese pequeño veneno que dejó mi alma simple y con un agujero negro dentro de él que va arrasando con todo a su paso porque ya no sabe lo que es verdaderamente amar.

Me hiciste dudar de mí, de mis capacidades de brindar amor y buscar de él. Tú mismo hiciste que la palabra "fuimos" se recitara de una manera complicada donde pusimos varios puntos para seguir intentándolo, pero ya no valía la pena aferrarse a una simple continuación que te partiría el corazón nuevamente, y es que nadie dijo que era pecado tropezar con la misma piedra más de cuatro veces, pero si lo es cuando la cargas y la llevas contigo a todos lados produciéndote ampollas y desgastando tus manos hasta hacerte sangrar.
Recuerdo que me dijiste aquella palabras que le producen ansiedad a cualquiera"tenemos que hablar", joder, nada se basa en hablar, todo era cuestión de escucharnos, saber que, aunque hacíamos el máximo ruido con nuestras mentes, nuestros corazones solo decían "stop" a grito desesperado porque ya no aguantaba más rencor entre nosotros. Te olvidaré y tú me extrañarás, algún momento recordarás a esta tonta que te sacaba sonrisas y es en ese preciso instante donde caerás en la cuenta de que la felicidad se encontraba en frente a tus ojos, pero fue pasajera que decidiste abordar aquel tren dejando todo atrás y echando al olvido la definición del amor y felicidad.


miércoles, 12 de diciembre de 2018

I hate my mind

No quiero que alguien más borre las huellas que te has dejado por mi cuerpo.
Que ya te has ido y que no volverás y lo entiendo.
Lo entiendo perfectamente, amor.
Aunque quizás ya no quieras que te diga amor.
O siquiera que te llame.
Que tratas de olvidarme y me alcanzan los murmullos que pronuncias a medianoche, maldiciendo el haberme conocido.
Y comprendo que toda la culpa ha sido mía desde un principio.
Pero eso no quita la sensación de olvido que me aqueja entre las piernas y el abismo dentro de mis entrañas embadurnada de recuerdos.
Qué te pueden contar los secretos en mis pestañas que no sepas ya, que me hubiera gustado amarnos en silencio una vez más, que me sé de memoria cada uno de tus gemidos como para olvidarte así de fugaz.
Que mi cabello extraña tu fuerte soporte por la espalda y que hay doscientas veintidós razones para no escribirte, para que el "te extraño" que tengo en la garganta no salga de mi paladar.
Que siempre te he nombrado tarde, pero discurres a llegar temprano, que apuestas todo para no recibir nada a cambio, que tus ojos quieren ser invierno cuando yo te ruego que no me dejes en esta maldita primavera, que el agua corre por mis venas mientras que el hielo crece entre nosotros.
Te pedí que no me leyeras nunca más, pero una parte muy oculta dentro de mí, ruega que leas cada una de mis letras y que te den ganas de regresar.
De regresar a mí.

sábado, 8 de diciembre de 2018

"Poesía"

Por supuesto que era la última vez,
debería saberlo,
tenía los ojos tristes y la sonrisa cansada,
miraba de soslayo su vientre y me decía que no,
que esta locura tenía que parar,
porque debe de comprender,
tengo que cuidarme el corazón.

Me contaba de sus nuevas conquistas,
y a mí,
los pedazos olvidados se me iban rasgando por las orillas,
pedía auxilio con voces calladas,
y comprendí que fingir era mi mejor arma;
le di buenos consejos de amor y dejé que continuara con su vida,
venga,
que eso de ser amigos es una patada en el cuello.
Me despedí de él sin pedirle absolutamente nada,
no le dije que me iba,
porque estaba claro en mi silencio,
vamos,
que ya estaba de más,
no volteé para mirar su partida por que él tenía tiempo de estar en otra parte
desde que nombré su faro.

Así que le digo adiós,
con una lágrima rodando por mi cuerpo,
con el dolor incesante de otros labios tocando su piel,
de otra forma de querer sus lunares,
y decir que su bandera siempre fue la honestidad.
El invierno se aproxima,
me pongo mi mejor sonrisa,
un abrigo para quedarme por encima de todo,
y le susurro que no se preocupe,
que la poesía siempre será él.