jueves, 6 de septiembre de 2018

Vuela

Termina de irte de una vez. ¡Exijo mantenimiento en mi vida!
Quiero y necesito deshacerme de todo este desaire que desemboca de tus labios.
No quiero que te quedes en ningún formato: ni en canción ni en recuerdo, ni en sonrisa ni mucho menos en lágrima.
Vuela, solo te pido eso  esta madrugada, vuela alto, pájaro.
Elévate por encima de todo este desastre que soy yo.
Siempre soñé con algún día verte por los cielos, alejándote de mí, mientras yo no dejo de sonreír, porque me has enseñado tanto y una de esas cosas es que puedo ser feliz sin ti, pero no contigo.

Sin ti, pero no contigo. ¿Por qué la vida es tan dura d entender a veces?
Desde el día que te vi, supe que había magia en ti y que tú eras mi independencia, que contigo sabría extender mis alas, mi libertad y mi sol.
Que contigo aprendería a abrir las cortinas para que los rayos calasen mi día y pudiese empezarlo con el pie derecho.
O quizás toda la vida me he levantado del lado equivocado de la cama y no me he dado cuenta que buscaba un ser indestructiblemente dañino.

Y luego tú, por supuesto, con todo ese baile que trajiste bajo esa sonrisa.
Esta no es una dedicatoria, pero sí una posdata: sé feliz sin mí, que yo lo seré conmigo.
O al menos intentaré vivir conmigo: amarme, respetarme y serme fiel, independientemente de las situaciones.

"Que canto más triste de ese cuervo", dijo la gente una tarde.
Sin saber que era yo llorando tras la partida de mi pájaro.
Y que mientras lo veía hacerse añicos en el horizonte, mis pedazos rotos, en sincronización, se hacían más pequeños también.

Soy feliz sin ti, pero sí conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario