jueves, 11 de julio de 2019

The truth. Inside

A veces siento que no te lo digo lo suficiente, que debería ser capaz de gritarlo cada día, porque me nace de dentro darte las gracias por tanto.
Pero no soy así, lo sabes mejor que nadie.
Aunque puedo hablar sin parar, en lo que a sentimientos se refiere, a veces soy más cerrada de lo que me gustaría.
Por eso, te quiero dar las gracias por todo, por estar ahí a pesar de los tropiezos y ser la mano tendida que siempre me ayuda a levantarme.
Eres una de las pocas personas que sé que no me fallarán nunca y no sabes lo bien que sienta tener a alguien así en mi vida.
Gracias, de corazón, por cada momento que hemos pasado juntos.
Por ser la risa que le quita el sonido a las tormentas y hace que los truenos sean un lugar mágico en el que sentirme segura.

Nadie había conseguido algo así antes.

Siempre creí que tener a alguien así a mi lado sería imposible. De hecho, cuando llegaste a mi vida nunca imaginé que terminaríamos así.
Si me lo hubiesen preguntado entonces, seguramente me habría reído, incrédula, y habría tildado de loco a cualquiera que pensara eso.

Pero aquí estamos y ya no sé vivir sin ti. Seguramente pudieses hacerlo, claro, pero es que realmente no quiero ni tener que intentarlo. Pensarlo me hace añicos lo que me queda de corazón.
Te quiero en mi vida, siempre, porque eres ese toque de alegría que siempre hace falta.
Cierta felicidad que llega solo cuando te veo, cuando te tengo cerca y eres capaz de leer en mi sonrisa que algo no anda bien.
Entonces es cuando más te admiro, por conseguir que los monstruos que me acechaban en la noche se vayan lejos y amanezca antes el día.
Por raro que suene, sé lo que quiero decir.

Eres magia.

Tienes tanta paciencia conmigo que no sé ni siquiera cómo es que sigues aquí. Yo ya me habría cansado de mí hace mucho tiempo.
Pero tú no.
Tú insistes en tenerme a tu lado, en ser feliz conmigo y no sin mí.

Sé que soy una de esas personas que se guardan demasiadas cosas dentro, como queriendo protegerme de algo que ni siquiera yo misma sé qué es.
Puede que el pasado tenga mucho que ver con mis silencios, que me cueste abrirme porque el ayer me enseñó a dejarlo todo dentro.
Pero contigo no tengo miedo.
No hubo barrera alguna que frenara tu paso, ni defensa que ocultara mis sentimientos.
Muchas veces sabes que algo me ocurre antes incluso que yo misma. Eres el brazo que siempre está ahí cuando lo necesito. No importa la hora que sea, sé que siempre tendrás tiempo para mí.

Y no sabes cómo te lo agradezco. Gracias por ser un puerto seguro en el que resguardarme de todas mis tormentas. Ya he llovido demasiado como para saber que hay paraguas que aguantan la fuerza del viento. Tú, en cambio, eres capaz de soportar un huracán con tal de verme sonreír de nuevo.

Te quiero como solo se puede querer a alguien en quien confías plenamente. Sin miedos, aunque un día pueda doler al saber que alguien ocupará mi puesto.
Aun así he aprendido que no se puede ser feliz con el freno a medio pisar.
Hay que darlo todo, siempre.
Y si un día duele, ya habrá tiempo de lamentos sin tener que arrepentirse de todo lo que dejaste de vivir por no atreverte a ser feliz con aquellos que nunca te demostraron nada más que cosas buenas.

No lo dudes, siempre podrás encontrar mi mano si algún día tropiezas. Yo también soy capaz de soportar vientos más fuertes por aquellos que me demuestran cada día que de verdad merecen la pena.

Simplemente, gracias.
Por las risas, por la alegría, por la felicidad que siempre traes a mi vida. Por ser un pilar que nunca tiembla y en el que sé que siempre puedo apoyarme.
Gracias por seguir ahí cuando los demás no estaban, por entender mis malos ratos y mil manías y, sobre todo, por ser tú y nunca dejar de serlo conmigo, porque por decisiones del destino, sea o no conmigo, te quiero.