domingo, 26 de enero de 2020

Sonreír

A veces me pregunto cómo será la risa de alguien que ha estado roto durante tanto tiempo sin poder hacer nada.
Sin siquiera moverse del charco ni de esas nubes grises que ciernen sobre él.
Esa impotencia de no saber qué hacer ni cómo hacerlo ni con quién.
No todo es color de hormiga, a veces, la tristeza tiene un color bonito en los ojos que hace brillar los tuyos cuando nada tiene sentido.
Tiende su mano en tu hombro cuando las explicaciones lo son todo o como cuando terminas encontrando la respuesta y quieres jalar el gatillo sobre la sien, porque no es lo que esperabas.
Esa gente que no se cansa de perseguir el laberinto es la que termina encontrando la salida, un día, mientras el sol yace radiante y espectacular, allí, a donde van a parar las cosas que nos hemos guardado por miedo a herir, o herirnos.
Y, entonces, nos mira a distancia y lo hace como nadie lo ha hecho antes, precipitándose al precipicio lanzando "ojalás" al aire queriendo acertar siquiera una vez en la vida.
Luego tú caminas en la misma dirección, como polos opuestos como esas masas que se atraen sin siquiera quererlo, como esa energía rotativa que termina encontrándose porque el mundo no es cuadrado y una vez estando respiración contra respiración, taquicardia contra taquicardia, te besa.
Y cierras esos ojos que tanto han sabido de lluvia y esta vez será la última tormenta que tocara tus mejillas.

jueves, 2 de enero de 2020

Quería

Quería que te quedaras.
No sé.
Siempre me ha gustado el concepto quedarse, aunque debo admitir que algunos me causan escalofríos por las noches al recordarlos.
Algunas personas se quedan mientras ya se encuentran a una distancia sustancial, porque les da miedo quedarse en los lugares donde han reído de una forma demente y victoriosa.
Recuerdo que me susurrabas "listen before i go" al oído, tan cerca que podía escuchar el vacío de tu alma.
Tanto que empezaba a comprender que las historias tienen siempre un final escrito desde que empiezan incluso a pensarlas.
Yo ya estaba hace tantos años rota, cariño.
No te preocupes.
Cuando la soledad tocó la puerta: tú huiste, yo le tendí una mano.
Quiero decirte que desde tu ida, mi vida es una victoria en declive: porque en cualquier momento miraré como sonríes con otra al lado y me sentiré en paz contigo y en guerra conmigo.
Porque no hay nada más bonito que amar, aunque no sea a ti.