lunes, 9 de diciembre de 2019

Conexiones

Contigo existió esa clase de conexión única, que no deseas perder y que, cuando la pierdes, solo deseas no volver a tenerla.
Porque perderla es sentir tus huesos quebrarse, tus ilusiones se desvanecen como viento en otoño, es entender que eso no volverá a suceder, y no porque no sea posible que algo así se repita, sino porque no quieres volver a sentir ese terrible y profundo dolor.
Entonces te cierras a todas y cada una de las oportunidades de encontrar algo parecido o incluso similar, piensas que nadie jamás volverá a entenderte como ya lo hicieron en su momento y ahora solo comparas cualquier posible conexión con aquella que perdiste.
Estás tan negada a tener esa conexión tan especial que pones mil pretextos, mil peros, mil excusas, sin embargo, dentro de ti todavía te mentalizas que la única razón es porque quieres volver a sentir lo que perdiste, no otra diferente.
Aún así con el tiempo te das cuenta de que la verdadera razón es que no quieres tenerla porque entiendes que tener ese tipo de conexión con alguien convierte en todo más fácil para que alguien sea capaz de volver a romperte.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Imprescindible // Incondicional

Sé que has tenido un mal día.
También sé que quieres cerrar las cortinas y los ojos.
Decirle al mundo que eres un chico triste y que te gustan las canciones rompe corazones a medianoche. Que te mueres porque alguien venga a morderte los miedos y se los dé de comer al perro.
Que la mayor hazaña que has logrado a día de hoy es haberte aceptado. Y que eso cuenta mucho. Cuenta la historia detrás de las mil noches que pasaste con insomnio y que te quedaste esperando lo impredecible que, por cierto, nunca sucedió.
Te has demolido noche tras noche y a la mañana siguiente te has reconstruido hasta la sonrisa.
Eres fuerte.
Un guerrero que tiene más batallas perdidas que ganadas, pero eso es lo bonito de cuando vas a encontrar el amor de tu vida:
contarle que esa única batalla que has ganado ha vencido a todas las que has perdido. Y que luego tu sonrisa te delate. Y que luego ella te abrace, pero ya no esperando que aquel abrazo te sane, porque tú misma lo has hecho con tus fuerzas.
Lo esencial es verte desnudo y abrazar tus propias cicatrices, lamer los precipicios en los que te has encarcelado, besar la mano que te ha cortado las alas, recoger el puñal que te han clavado.
Y si un concepto lleva anclado a la `piel es incondicional.
Incondicional, como el pájaro que regresa a su nido y enseña a los polluelos a volar más alto que él.
Incondicional, como aquel solitario que vaga perdido por las calles en busca del amigo  que fue su rehabilitación.
Incondicional, como el amor que se tiene a uno mismo.
No vuela tan alto.
Ni naufraga tan profundo.