lunes, 30 de marzo de 2020

Te sigo escribiendo

Te sigo escribiendo.
Luchan en mi interior dos fuerzas.
Una ríe a carcajadas, exclamando que soy patética.
La otra susurra, casi en silencio,
que es un buen momento para soltarte.
Algunas veces es por odio.
Otras por aflicción.
Y es que duele, el cuerpo y la mente se fatigan.
La mayor parte del tiempo es por amor,
después,
intento razonar, pero soy demasiado testaruda.
La primera voz es fuerte, aunque,
no presto atención, ya me conoces.
Te sigo escribiendo, en la cama, en la habitación,
en la antesala, en mis viajes, y hoy, antes de verle.
El problema no es la métrica, ni el contenido.
El problema soy yo, mi mente, mis pensamientos,
mis sentimientos.
Te sigo escribiendo, pues parece que te conozco más a ti,
que a mí.
Te describo como sueños, como magia, como vida.
Sé que no volverás a leerme.
En realidad eso ya no importa.
No significa que aún te amo.
Es una forma de dejarte ir, porque sé
que con cada hoja que se desprende,
más me desvanezco.
Permanecerás sólo en las letras y seré libre.
Suena patético, pero funciona.
Te conozco tanto, que sigo escribiendo a la persona que fuiste,
aunque en ésta descripción tuya,
no haya espacio para decir la verdad.



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